jueves, 27 de mayo de 2010



A veces somos como niños. Hay cosas que no podemos evitar. Hay cosas que nos hacen ilusión siempre, aunque crezcamos, aunque envejezcamos, sobra decir que no es lo mismo. Y no es malo es solo que resulta muy difícil levantar un muro de protección si continuamente nos estamos subiendo a él, para ver lo que hay al otro lado. Lo que nos perdemos por estar de este lado, del lado "seguro". Porque a veces cuando estás ahí, sujeta con las puntas de los dedos al ladrillo alguien te ve desde el otro lado, y ya está! ya la has fastidiado, el muro desaparecerá como por arte de magia, y tú caerás al suelo de golpe y porrazo. Y ahí lo tienes, aquello de lo que querías protegerte a chocado contra tu culo de golpe y ahora todos y todo pueden verte. Y a veces, es maravilloso. Solo a veces, pero bueno, tampoco es bueno ser un niño siempre. Y a veces debajo de tu culo no hay un suelo de cemento y piedras, sino un campo de hierba mullida o un río con aguas cristalinas...

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