miércoles, 9 de febrero de 2011


Max Ophuls veía así un último día de rodaje: "Está el último día, las últimas horas, que no son siquiera un día. No hay conclusión, no hay apoteosis, no hay último acorde, ni se posa la batuta sobre el atril: la película se disloca, se pierde en la arena. Hace ya algunos días que ha empezado el desmenuzamiento. La gente se va yendo de uno en uno... De pronto advertimos, tras el decorado, la negra pared del estudio. De pronto vemos que una peluca no parece tan bien peinada como el jueves anterior... La camarera de la cantina te presenta la cuenta que debes saldar y el peluquero te pide un autógrafo... ¿Qué voy a hacer con mi tarde? Tendrá que agotarse en la tristeza, en este último día de rodaje, sin este consuelo: tiene que haber un último día de rodaje. De lo contrario, no habría un próximo primer día de rodaje".

El encuadre cinematográfico, Dominique Villain.

Sé que habla de cine, de como se hace el cine, sé de lo que habla. Pero cuando lo leía no solo pensaba en eso, en el final de los rodajes... tampoco se puede decir que yo viviese muchos grandes rodajes, pero aún así lo he sentido en cada uno de ellos, pero no es solo eso, corregidme si me equivoco, pero esta sensación que describe, sensación más que situación, no la habéis sentido siempre que algo se acaba? es una sensación muy confusa porque es una mezcla de muchas sensaciones, contradictorias en su mayoría. Cuesta digerirlo siempre. Hablemos de lo que hablemos, porque el último día siempre adquiere un sentido que lo arrasa todo.

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